La producción de crudo en
Venezuela presento una desagregación a nivel nacional, regional y por tipo de
crudo. Asimismo, se analizando la
evolución del comercio exterior y la demanda se puede notar la evolución
del PIB por habitante en varias áreas
del mundo durante el período 2000-2010, teniendo en cuenta la relación positiva entre industria y
desarrollo y el efecto negativo del
excesivo endeudamiento exterior. Se constata que el conjunto de la OCDE y América Latina son las áreas en las
que ha habido un mayor impacto de la
crisis económica durante el período 2007-2010.
Se observa un efecto positivo del incremento de las importaciones cuando no implica un descenso de la
producción industrial per cápita y no
provoca un déficit excesivo de la balanza comercial, pero constatamos un efecto
negativo en caso contrario, especialmente cuando el endeudamiento exterior es difícilmente
sostenible.
El PIB per cápita del mundo se ha
comportado de forma creciente, a precios y paridades de compra del año 2005, lo cual es positivo para
la mejora del nivel de vida de los
ciudadanos. La mejora del nivel
educativo y el desarrollo industrial han tenido efectos positivos en este sentido en casi todas las áreas. En el
caso de los países de la OCDE el PIB por habitante sigue siendo elevado en comparación con otros
países, pero ha disminuido en este
período por efecto de la falta de suficiente apoyo al desarrollo industrial. La mejora de la política de desarrollo industrial es
importante para muchos países de la
Unión Europea, con objeto de alcanzar una convergencia real con los niveles de desarrollo de países más desarrollados. Por lo que concierne al comercio exterior hay
que enfatizar que los efectos positivos
que este comercio tiene cuando no se presenta un déficit excesivo en la balanza comercial,
pueden verse contrarrestados con los
efectos negativos para el desarrollo que se
derivan de un elevado endeudamiento y restricciones de crédito.
Chávez asumió la presidencia del
país en 1999, y los primeros cuatro años
de su administración estuvieron suscritos por una gran inestabilidad política
que afectó muy adversamente la economía. Esto culminó con un golpe de Estado militar que derrocó temporalmente al
gobierno constitucional en abril de 2002, y fue
seguido por una devastadora huelga petrolera que se extendió desde
diciembre de 2002 hasta febrero de 2003.
La huelga petrolera precipitó al país a una severa recesión económica, en el
curso de la cual Venezuela perdió el 24 %
de su PIB. Pero esta situación política
comenzó a estabilizarse en el segundo trimestre de 2003, y ha seguido estabilizándose a lo largo de la actual
expansión económica. La economía ha tenido un crecimiento continuo y acelerado desde el inicio de la
estabilización política. El PIB real (es decir, corregido por los efectos de la
inflación) creció un 87,3% desde el punto más bajo de la recesión en 2003. Es probable que las políticas fiscales
y monetarias hayan sido expansivas, así como los controles sobre el tipo de cambio aplicados por el
gobierno, hayan contribuido a este auge económico. El gasto del gobierno central
incrementó el PIB en 1998 al 30% en
2006. Las tasas reales de interés a corto plazo han sido negativas durante todo
o prácticamente todo el período de recuperación económica. Los ingresos del
gobierno aumentaron aún más rápido que el gasto en ese período, dejando al
gobierno central con un presupuesto
equilibrado para 2006. El gobierno planifico en base a previsiones conservadoras respecto de los precios del
petróleo: por ejemplo, para 2007, los planes
presupuestarios previeron un precio de US$29 por barril de crudo,
comparado con un precio promedio de US$65,20 por barril de petróleo venezolano
registrado el año pasado. En general, el gobierno excedió el gasto respecto de
lo planificado ya que los precios del petróleo fueron más altos que lo
presupuestado.
Venezuela posee un gran colchón
de reservas al cual puede recurrir, antes de que una caída en el precio del
petróleo comenzase a menguar sus finanzas. Una caída de los precios del
petróleo podría absorberse con las reservas internacionales oficiales, que a
cierto nivel serían suficientes para cancelar toda la deuda externa del país. Lo cual no incluye
otras cuentas del Estado venezolano en el exterior. Con una deuda externa
relativamente chica para el periodo en discusión el gobierno podría incluso
acceder a los mercados de crédito internacionales en caso de una caída en el
precio del petróleo. Aparentemente el gobierno de
Chávez incremento muy significativamente el gasto social, tanto en salud
como en alimentación y educación. El
gasto social del gobierno central creció exponencialmente afectando el PIB. En
términos reales (corregido por efectos
inflacionarios), el gasto social por persona aumentó en 170% en el
período 1998-2006. Pero eso no incluye
el gasto social realizado por la empresa estatal venezolana, Petróleos de
Venezuela, S.A. (PDVSA), que ascendió al
7,3% del PIB en 2006. Si lo incluimos, el gasto social representó el 20,9% del PIB en 2006, lo que
constituye al menos un 314% más que en
1998 (en términos de gasto social real por persona). El índice de pobreza decreció a la mitad,
desde su punto máximo de 55,1 % en 2003 a 27,5% en el primer semestre de 2007,
en vista del rápido crecimiento
económico que se registró en esos últimos años. Sin embargo, este índice
no toma en cuenta el acceso ampliado a
la salud y la educación que han experimentado los pobres. Las condiciones
de vida de la población pobre, por lo
tanto, han mejorado significativamente más que lo que indica la reducción sustancial de la pobreza reflejada
en el índice oficial de pobreza, que solamente mide los ingresos monetarios
efectivos. También hubo un decrecimiento
en el índice de desempleo, que descendió
al 9,3% en el 2007, el nivel más bajo en más de una década, y comparado con el 15,3% en el 1999 y con el 18,4 % en el 2003 (a la salida de la recesión). El empleo
formal también repunto
significativamente desde 1998, pasando del 44,5% al 50,6% de la PEA.
Quizás aún más importante, el nivel de empleo como porcentaje de la fuerza laboral ha incrementado en 6 puntos
porcentuales desde el primer semestre de 1999, lo cual es bastante significativo. (Desde 2003, incremento
en casi 10 puntos porcentuales).
Los desafíos principales que
enfrenta la economía venezolana giran en torno al tipo de cambio y la
inflación. La moneda venezolana está bastante sobrevaluada. El gobierno estuvo renuente
a devaluar, dado que existen controles sobre el tipo de cambio y el gobierno contaba
con un gran superávit en la cuenta corriente (7 % del PIB), no hay nada que
pudiera obligar a una devaluación en el futuro cercano. Pero esto sí representa
un problema a mediano plazo, ya que
aunque la inflación esté estabilizada e incluso comience a bajar, el ritmo
actual de inflación continuará apreciando el tipo de cambio real de la moneda
venezolana (Bolívar). Esto hace que las
importaciones resulten artificialmente baratas, y que las exportaciones no
petroleras sean demasiado caras en los
mercados mundiales, afectando al sector de bienes comerciables, tornándose potencialmente en una situación
insostenible. Esto además dificulta sumamente la diversificación de la economía y la posibilidad
de romper con su dependencia del petróleo.
La inflación, es en sí un problema, aunque es importante señalar que las tasas de inflación de dos dígitos en
un país en desarrollo como Venezuela no son comparables con el mismo fenómeno
trasladado a Europa o Estados Unidos. La inflación en Venezuela fue mucho mayor
en los años previos al gobierno de Chávez, alcanzando tasas de 36 por ciento en
1998 y 100 por ciento en 1996. Ha caído a lo largo de la mayor parte de la
actual fase de recuperación, pasando del 40% anual en febrero de 2003 justo en
el pico de la huelga petrolera a 10,4% .
Debido a su gran superávit en
cuenta corriente, sus grandes reservas en moneda extranjera, y a que la deuda externa del país se podía calificar
como pequeña, el gobierno disponía de diversas herramientas para estabilizar
y reducir la inflación así como para ajustar
eventualmente la moneda sin tener que sacrificar el crecimiento de la economía. Además todo indicaba
que el gobierno estaba decidido a
mantener una tasa de crecimiento alta. Venezuela también se encontraba bien
situada para enfrentar un impacto
negativo externo, incluyendo una probable recesión en Estados Unidos o incluso una seria desaceleración global, una
caída significativa en los precios del petróleo y problemas en el sistema internacional
financiero y de crédito. Por lo tanto, no
existían señales que sugirieran que esa expansión económica estuviese
por llegar a su fin en un futuro
cercano.
Definitivamente para el gobierno
venezolano es favorable abrir un debate sobre el subsidiado precio de la
gasolina, la más barata del mundo, algo que la oposición y expertos ven como
preámbulo de un coste para oxigenar las finanzas públicas, pese a los
desmentidos oficiales. Varios ministros han destacado la necesidad de debatir
sobre el uso y el precio de la gasolina, que se mantuvo invariable desde 1996 y
que se cotizo en 0,01 centavos de dólar el litro, algo que ya había sido
calificado de "ridículo" por el propio presidente Hugo Chávez en
2007. Por ejemplo con ese precio, el costo de una taza de café en Venezuela es
mil veces más caro y el de una botella de agua es 700 veces superior al de un
galón de 95 octanos. Diversos Economistas venezolanos aseguraron que, tras la devaluación
de casi 32% del bolívar frente al dólar, el gobierno estaba preparando el
terreno para aumentar el precio de la gasolina y enfrentar un hueco fiscal.
Pero ¿sería completamente razonable que se aplique un aumento de la gasolina para equiparar las fuertes
necesidades de la nación? Si comparamos en Venezuela cuando uno va a la estación
de servicio, a veces, da una propina que es mayor a lo que se está pagando. No
se puede seguir obsequiando nada, esa situación se debía acabar, las personas
deben crear conciencia de que tiene que pagar. En toda nuestra cultura
rentística prevalece esta situación de regalía; entonces se debe implementar
una campaña de concientización hacia el posible incremento de la gasolina en el
caso venezolano, ya que la población no tiene clara conciencia de lo que ello
significaría para la nación, de esta forma seria más factible que tenga una
positiva aceptación al implementar un aumento progresivo para que el impacto
económico vaya de la mano con una nueva cultura comercial en el país. Estamos
despilfarrando un recurso natural que es escaso en todo el mundo, al no
aumentar la gasolina vivimos en una economía inflacionaria, cada vez pagamos
menos por la gasolina. Ese beneficio tiene un costo inmenso para el país, costo
que se ve reflejado por el gigantesco subsidio que hay que realizar para hacer
que la gasolina sea cada vez más barata, previendo un aumento de los precios.
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