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viernes, 9 de diciembre de 2016

Agencias de calificación crediticia Vs Rentabilidad de los bonos del tesoro

Las agencias de calificación crediticia ofrecen dictámenes independientes acerca de la calidad del crédito de una entidad, de una deuda o de una obligación o un instrumento financiero. Se rigen por un reglamento, el cual tiene por objeto regular la actividad de las agencias de calificación crediticia con el fin de proteger a los inversores y a los mercados financieros europeos frente al riesgo de malas prácticas. Establece las condiciones de emisión de calificaciones crediticias así como las normas relativas al registro y la supervisión de las agencias de calificación crediticia. Este reglamento se aplica a las calificaciones crediticias emitidas por las agencias de calificación crediticia registradas en la Unión Europea (UE) y publicadas o difundidas mediante suscripción. Las calificaciones crediticias emitidas por las agencias de calificación crediticia de la Unión prestan servicios a los inversores, los prestatarios, los emisores y los administradores públicos para asistirles en sus decisiones de inversión y financiación. Tales calificaciones pueden servir como referencia para el cálculo de las exigencias de capital a efectos de solvencia para los bancos o para ayudar a los inversores a evaluar los riesgos asociados a la actividad inversora. 

La calificación crediticia es una opinión, no una recomendación, y por lo tanto uno de los muchos factores que se utilizan para calcular una inversión en bonos. Además, si añadimos algunos de estos otros factores para considerarlo un rendimiento, los inversores también calculan si las agencias de calificación crediticia reflejan realmente la calidad del crédito del emisor. Consultar con un corredor o pedir asesoramiento financiero puede ser útil. Las calificaciones crediticias constituyen una herramienta, entre otras, que los inversores pueden utilizar en su toma de decisiones sobre la compra de productos financieros tales como bonos y otros instrumentos de renta fija. De hecho, son opiniones sobre riesgo crediticio, en inglés, Rating Credit, es decir, acerca de la capacidad y voluntad de un deudor, que puede ser una empresa, institución financiera, organismo institucional (nación, estado, municipio, etc.), para cumplir con sus obligaciones financieras en tiempo y forma. La importancia de la calificación crediticia viene del papel, cada vez más relevante, que juegan al facilitar, o dificultar, que empresas, instituciones y organismos se financien en los mercados de capitales. En efecto, en lugar de tomar un préstamo bancario, estas entidades, a veces, se financian directamente de los inversores mediante emisiones de bonos. Los inversores, naturalmente, compran estos instrumentos de deuda, por ejemplo, bonos, esperando recibir el correspondiente interés más la amortización de su capital, ya sea al vencimiento del bono o mediante pagos periódicos.

Para lograr comprender la calificación crediticia se debe tener claro el concepto de  prima de riesgo, la cual se conoce como la diferencia entre el interés que se paga por la deuda de un país y el que se paga por la de otro. El dinero que piden los países entre sí se conoce como deuda pública, y como todo préstamo este tiene unos intereses que se pagan dependiendo de la fiabilidad del país. Si un estado puede pagar sus préstamos sin problemas tendrá menos intereses que uno que pueda tener problemas de dinero. Para calcular la prima de riesgo, medida en puntos, se escoge el país con menos interés de deuda y se compara su interés con el de los demás. Esta definición general admite dos acepciones particulares: La prima de riesgo teórica, que sería la mínima propensión a pagar un precio por el riesgo y se basaría en un cálculo de probabilidades objetivo y la prima de riesgo subjetiva o negociada, que sería el valor estimado por un mecanismo de mercado sobre el verdadero valor de la prima de riesgo teórica, que en muchas ocasiones debido a que las probabilidades son desconocidas no puede estimarse objetivamente. En el mercado de deuda pública, la prima de riesgo, también conocida como diferencial de deuda, es el sobreprecio que paga un país para financiarse en los mercados en comparación con otros países. Este diferencial de deuda es un tipo de prima de riesgo subjetiva o negociada, que refleja el consenso o estimación obtenido en los mercados financieros, su valor puede diferir de la prima de riesgo teórica, ya que se encuentra influida por rumores y su valor podría cambiar aún en presencia de informaciones económicas falsas. De esta forma, cuanto mayor es el riesgo país, más alta será su prima de riesgo y más alto será el tipo de interés de su deuda; es decir, es la rentabilidad que exigen los inversores (interés) a un país para comprar su deuda soberana en comparación con la que exigen a otros países. La prima de riesgo significa, de este modo, la confianza de los inversores en la solidez de una economía.

Otro factor importante es la rentabilidad de los bonos del tesoro a 10 años los cuales tienden a ser aproximadamente la suma de la previsión del crecimiento del PIB más la previsión de la inflación, es decir, que el Bono del Tesoro a 10 años se considera activo de riesgo cero o la inversión menos arriesgada que existe en un país. Por otra parte comprar un bono del tesoro es hacerle un préstamo al Estado, que se compromete a devolver el dinero más unos intereses. Entonces la rentabilidad del bono es la suma de la inflación y el PIB estimados para el futuro, no los que se han producido en los últimos 12 meses. Al ser ambos (inflación y PIB) datos estimados ni se conocen con exactitud (el futuro nunca se conoce) ni todo el mundo tiene las mismas estimaciones. Sabiendo que los bonos cotizan diariamente en el mercado y su cotización es el reflejo de las expectativas sobre la inflación y el PIB de los inversores que compran y venden bonos. Esas expectativas pueden variar, y de hecho lo hacen, a lo largo del tiempo y además no tienen por qué coincidir, como es lógico, con las cifras que finalmente lleguen a producirse. Esta forma de calcular la rentabilidad de los bonos es válida para países estables en momentos de mercado normales. No es válida para todos los casos; inflaciones muy altas, países emergentes con crecimientos del PIB muy elevados, etc. El Tesoro emite Bonos a distintos plazos. El más importante es el Bono a 10 años y es el que se utiliza como referencia a la hora de invertir en renta fija y de comparar la inversión en renta fija con otras alternativas.
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